¡¡Cazadores de Sombras: Ciudad de ángeles caídos!! *¬*

jueves, 17 de diciembre de 2009

Capítulo 1 (Elisabeth)

-¿Está bien, doctor? ¿Seguro que se recuperará? -dijo la voz de una mujer.
-Estoy seguro. Más o menos.
-¡¿Más o menos?! -gritó la voz grave de un hombre- ¡Usted dijo que se despertaría en unas semanas, y ya lleva en coma cinco meses! ¡¿Es que me está vacilando?! ¡¿Cuándo se despertará mi hija?!
-A ver, por favor, tranquilícese... Posiblemente...
-¡No quiero saber un posiblemente! ¡Quiero saberlo con certeza!
Ya no quería escuchar más. Era demasiado ruido. Levanté los párpados de los ojos poco a poco, y me encontré en una habitación totalmente blanca, con otro paciente dormido en la camilla gemela de la mía, y un doctor con un hombre y una mujer discutiendo. Pero había más. Dos chicas me miraban preocupadas. Cuando los abrí totalmente, las dos sonrieron.
-¡Ha despertado! ¡Eli ha despertado! -dijo la pelirroja- Señor John, ¡Eli abrió los ojos!
Los tres adultos se callaron y giraron sus cabezas hacia mí. La mujer empezó a llorar y corrió hacia mí, acunando mi cabeza en sus brazos. ¿Quién era esa mujer? El hombre sonrió con ojos llorosos y también se acercó a mí.
-¡Elisabeth, has despertado! ¡¿Te encuentras bien?! -me preguntó.
-Mi niña, mi cielo... -dijo la mujer.
-Emmm... -empecé- Doctor, ¿quienes son todas estas personas? -pregunté extrañada.
Los cinco me miraron horrorizados.
-¿No... no te acuerdas de mí? -dijo la mujer- ¿Ni de tu padre? ¿Ni tus amigas?
-No. ¿Por qué llora?
La mujer se separó y se volvió hacia el doctor, alzando las manos al rostro para secarse las lágrimas, pidiendo una explicación. Las dos chicas se acercaron a mí, a ambos lados de la cama.
-¿No me recuerdas? -dijo la de pelo marrón claro.
-No. No tengo ni idea de quiénes sois.
Me incorporé, pero los brazos me dolían. Me miré el izquierdo y me horroricé: estaban llenos de agujas. Solté un gritó.
-¡¿Qué ocurre?! -preguntó el hombre.
-¡A... a... agujas! ¡Sacádmelas! ¡Por favor!
Intenté sacarlas, pero el doctor se acercó a mí corriendo y me frenó agarrando mi muñeca.
-¡Pero no hagas eso! ¡Si las quitas, será peor!
-¡Pero si ella nunca tuvo miedo a las agujas! -dijo la mujer con voz ahogada- ¿Cómo puede...?
-¡Vale, vale, te las quitaré, pero espera, hay que quitarlas despacio!
El doctor me las fue quitando poco a poco, y también me saqué la máscara de respiración. ¡¿Qué hacía yo allí?!
-Emmm... una cosita... ¿quién soy? -pregunté con miedo- No recuerdo nada...
-Te... te llamas Elisabeth, aunque te llamamos Elisa -dijo la pelirroja- Yo me llamo Sally, y ella -dijo señalando con la mano a la otra- es Thais. Y ellos son tus padres. Vamos, tienes que acordarte...
-No... lo siento. ¿Puedo irme a casa?
Ahora que lo pienso... ¿dónde queda mi casa?
-Veo que lo único que tiene mal es la memoria, así que sí, puede irse -dijo el doctor.
-Gracias.
-¿Pero no prefiere quedarse para recuperarse?
-No, gracias, de verdad. Emmm... me gustaría irme. Esto me da escalofríos.
Todos asintieron. Más tarde, la mujer que según ellos era mi madre, me dio ropa y me vestí en el baño del lugar, con cuidado de que no entrara nadie mientras me cambiaba. Al salir, todos vinieron hacia mí. Después de todo, me llevaron en coche hasta casa, o eso creo. Era bastante grande y bonita por fuera. Entré y lo miré todo. En todos los lugares -salón, comedor, cocina...- había fotos de una chica.
-Puedes subir a tu habitación si quieres. Haber si recuerdas algo.
Yo asentí no muy convencida, y me fui hacia allí. Abrí la puerta y me encontré con una habitación decorada de azul oscuro y claro, con cortinas de encaje y la cama del mismo color, llena la colcha de flores, y tenía varios cuadros de seres míticos, o incluso de un ratón bajito con pantalones rojos. Y había más fotos de la chica que había abajo. También había un espejo en la pared. Me acerqué y me miré. ¡Vaya! Así que la chica de las fotos era yo... Tenía el pelo negro como el azabache, ojos marrones oscuros casi negros y la tez pálida. Petaron en la puerta. Me volví.
-¡Adelante! -grité.
Mis "padres" abrieron la puerta y se acercaron a mí.
-¿Qué? ¿Recuerdas algo? -preguntó "papá".
-Emm... no, lo siento.
-Bueno, tus amigas vinieron porque querían ayudarte. ¿Quieres ir con ellas... a dar una vuelta?
Me encogí de hombros. ¿Para qué me iba a negar? Asentí y bajé hasta la entrada. las chicas me saludaron con la mano y me arrastraron hacia fuera.
-Venga, ya verás como recordarás. -dijo... emmm... ¿Thais?
-Por supuesto. Además, así no te vas a aburrir. -dijo Sally.
Ambas me cogieron de las manos y me llevaron. ¿Adónde querrían llevarme?