*Bueno, pues empezamos de nuevo. A ver si os gusta esta historia, y si no, pues la borro, y listo ^^
Espero que os guste:
-Cariño, ya sabes lo que te toca.
Mi padre me lo repetía cada vez que yo me negaba. Estábamos en el año 1365 d.C. Yo había nacido en el seno de una familia noble.
Y estaba prometida.
¿Lo peor? Que no sabía ni quién era mi prometido ni tampoco quería saberlo.
De pequeña había jugado y pasado un gran tiempo con un niño con el que siempre creí que estaría, pero no fue así. Se fue hace muchísimo tiempo. Y era el único con el que quería casarme, aunque en realidad no le recordaba. Ni siquiera su nombre.
Mi prometido era el príncipe Ralph, y no es que hubiera escuchado cosas buenas de él en realidad. Era malvado, cruel, implausible. No era muy querido, vaya.
¡Y yo no quería pasar el resto de mi vida con él!
Apreté los dientes y fulminé con la mirada a mis padres:
-¡No quiero!
-Da igual si quieres o no. Tienes que hacerlo. ¿Tú sabes lo bien que nos haría que te casases con un príncipe?
-Vale, ¡pero quiero otro, no este! Padre, este hombre es cruel, ¡no me podéis hacer esto!
-¡A callar! –Replicó mi madre-. Tú harás lo que nosotros te digamos, y listo.
Con rabia, salí de allí y subí a mi habitación. Me eché a llorar encima de mi cama.
¿Por qué me hacían esto? ¡No quería acabar como mi hermana mayor! También se había casado con un noble por obligación. Alguien a quién no amaba. Y yo no quería lo mismo para mi vida.
De repente petaron en la puerta.
-¡Vete! –grité.
Pero abrieron igual. Era mi madre, y traía un vestido azul de seda. Fruncí el ceño.
-Bien, cariño, aquí tienes.
Me levanté y lo miré.
-Qué es esto.
-Un vestido. ¿No lo ves?
-No, digo para qué lo quiero.
-Oh, bueno, conocerás al príncipe Ralph mañana por la noche, en una fiesta. Y quiero que lo impresiones. Así que te pondrás esto.
-Yo no voy.
-Oh, sí que irás.
-¡Que no! ¡No puedes obligarme! ¡Sólo porque tú seas una amargada sin escrúpulos no significa que quieras también destrozar mi vida!
Y por esto recibí un bofetón en plena cara. Unas lágrimas me resbalaron por las mejillas.
-No vuelvas a hablarme así otra vez. Soy tu madre y tengo derecho a dirigir el rumbo de tu vida. Y este es el que vas a seguir. Toma –me tendió el vestido, y yo, temblando, lo cogí- Pruébatelo. Si no te queda bien, me avisas y lo cambiamos.
Y se fue sin decir nada más. Tiré el vestido al suelo y me tiré encima de la cama.
Menuda suerte la mía.
*Ah, y por último. Acabo de hacer un nuevo blog, un poco especial y diferente, ya veréis a qué me refiero. Es aquí: The Stories Hunter
Y también me gustaría mucho que pasaseis por el blog de Ariana: digo te odio pero te amo
¡¡Os lo agradecería mucho, porque Ariana tiene mucho talento y querría que más gente la leyese!! ¡Gracias! ^^