*Como puse en los otros blogs, Rockstar y yo hicimos un nuevo blog. Todavía no está terminado, pero por si queréis pasaros, aquí está:
http://unidosporeldestino.blogspot.com/
Muchísimas gracias, de verdad ^^
Y aquí va el capítulo:
Esa noche tocaba mi transformación. Mientras iba sobrevolando la gran ciudad con mis alas doradas, no podía dejar de pensar en lo que Elisa me dijo.
"No me extraña que ella se fuera".
Por más que intentaba no pensar en eso, la cabeza me daba vueltas. Sólo podía pensar en Kate. ¿Qué hubiera sido de nosotros si ella todavía estuviera a mi lado? Aunque también podría ir a buscarla. De todos modos, seguramente ya me habrá olvidado... Ella era la única con la que no podía enfadarme por más que quisiera, la única que... me hacía sonreír como...
"Como lo hace Elisa".
No, imposible. Es... esto es sólo un pequeño shock que tengo. ¡¿Pero desde cuando me comporto yo así?!
Con cuidado, aterricé en un césped de alguna casa. Ya me cansé de volar, y por qué no reconocerlo, estaba destrozado. A la cabeza sólo me venía Kate, y con ella, un gran dolor en el pecho. Cuando sonreía, cuando nos peleábamos de broma, cuando lloró hasta más no poder cuando se cayó del columpio y que nadie era capaz de consolarla excepto yo, cuando me dijo por primera vez "te quiero...", nuestro primer beso... Cuando...
"-Damen, dime -empezó Kate-. ¿Tú... me quieres?
Yo miraba hacia el lago, por lo que no pude verle la cara.
-No -respondí fríamente.
Oí un pequeño gruñido que procedía de ella, pero no desistió.
-Ah, y... tú... ¿llorarías si... me fuera de tu lado?
-No -volví a responder malamente.
Sentí sus lloros, y como se daba la vuelta mientras se iba. Pero me volví y la seguí, la cogí de la mano y la obligué a mirarme. Ella lloraba.
-No te quiero -dije- sino que te amo con toda mi alma, y si te fueras de mi lado no lloraría, sino que simplemente me moriría. Kate, yo sin ti no soy nada -dejó de llorar y sonrió con felicidad..."
Entre mi ensoñación, vi una figura en el porche de la casa. Una niña de unos cinco años, rubia con ojos negros vaciló para acercarse.
-Hola -dijo con su vocecita mientras me saludaba enérgicamente con la mano-. ¿Y tú quién eres?
"¿Yo? Un simple idio... soy un ángel, sólo que ahora me ves con forma de dragón. ¿Y tú, pequeña?", dije pensando.
Se llevó las manos a su cabeza, ya que había oído mis pensamientos. Carraspeó y se acercó a mí.
-Yo soy Gina. Y tengo toooodos estos -se señaló con la mano derecha su izquierda, en la que tenía la mano abierta-. ¿Y tú como te llamas?
"Yo Damen. Mira, niña..."
-Gina -replicó.
"Eso. Mira, quiero que me prometas una cosa -asintió con energía-. No le cuentes a nadie que me has visto. Si no voy a tener problemas. ¿Vale?"
-Sí. ¿Sabes que eres muuuy bonito? ¿Puedo acariciarte la cabecita?
Sonreí un poco y bajé mi cabeza. Me acarició el hocico.
-Eres muy suave.
De repente oí algo, y la niña también. Esos bichos que había visto la última vez sobrevolaban el cielo, pero esta vez no venían hacia mí, sino que iban hacia...
"Elisa", pensé.
-No, yo soy Gina. Mira, di, Gi-na... -dijo mirándome.
"Perdona, Gina. Pero una chica un poco tonta está en peligro, y yo tengo que salvarla"
Me erguí rápidamente y aleteé mis alas, preparado para volar.
"Que te lo pases bien. A ver si nos vemos en alguna otra ocasión" -le dije mientras empezaba a volar.
Al momento ya estaba en el aire, y seguía a los bichos eses, aunque cogí un atajo para ir antes. Al llegar a la ventana de Elisa, me apoyé en su tejado, al lado de la ventana de su habitación, y con una garra dorada peté en la ventana. Abrió los ojos, y luego miró hacia mí.
Primero, se volvió a acostar, pero luego se dio cuenta. Se levantó rápidamente y vino hacia mí, abriendo la ventana.
-¡¿Damen?! ¡¿Pero qué...?!
"Elisa, por favor, tienes que venir. Si quieres después me echas tu clásica bronca, pero ahora tienes que venir. Súbete a mi espalda"
-¿Con pijama? ¿No puedes esperar a que me vista?
"¡No! ¡No puedo esperar! ¡Así que mueve tu enorme culo si no quieres que derribe la ventana!"
Se me quedó mirando, pero al final desistió, salió por la ventana, y con esfuerzo se subió. Empecé a volar, y noté como Elisa se agarraba fuertemente a mi pelaje.
Y... lo que me pregunto es: ¿la ayudo porque me mandaron ayudarla... o la ayudo porque me preocupo por ella? No, definitivamente es lo primero. ¿O no?